Un poco de historia
Una de las cosas más importantes para el ser humano es el amor. La idea de que el amor es el que mueve el mundo, está asumida e interiorizada en la cultura occidental. Está comprobado que se puede morir por falta de amor, y se puede aplicar a cualquier ser vivo, vegetal o animal, incluidos los humanos.
Platón contaba que en el origen, las personas tenían dos caras, cuatro brazos y cuatro piernas. Zeus decidió castigar su orgullo dividiéndolos en dos, a partir de ese momento estuvieron destinados a caminar por el mundo buscando su otra mitad. Esta idea del alma gemela está muy extendida, y se mantiene en culturas como la islámica, la judía o la hindú, cada una con sus interpretaciones o creencias. Un poco más de historia aquí.
En nuestra cultura, desde el concepto de amor romántico de la edad media, hasta el cine en la actualidad, fomentan esa búsqueda del alma gemela como paradigma de la felicidad. Pero las almas gemelas, en el nivel espiritual, son algo más complejo y a la vez más simple que una relación perfecta de pareja.
Cómo funciona el alma
Entre las distintas encarnaciones, el alma analiza las lecciones aprendidas y las que le faltan por aprender para su proceso de crecimiento y desarrollo espiritual.
Una vez que este proceso de evaluación se ha completado y el alma ha decidido cuáles son las lecciones que debe aprender, espera el momento más oportuno y la mejor localización con las oportunidades más adecuadas.
El alma elige individuos con los que ya ha estado antes en otras encarnaciones para crear la familia actual. No es casualidad que el alma elija una casa o ambiente determinado, necesita experimentar determinadas lecciones. Por ello, para el alma es una obligación y para los demás integrantes familiares, un deber, ayudar a que se cumpla el propósito de vida.
Cuando una pareja espera un bebé, varias almas consideran tener a esa pareja como padres y valoran las posibles experiencias que le pueden proporcionar. Independientemente de lo maravilloso o duro que pueda parecer el ambiente familiar, la elección de esa familia es algo que hace el alma.
En otras palabras, elegimos a nuestros padres para que nos provean de las vivencias que necesitamos para nuestro crecimiento. La idea de que el alma elija a propósito una relación familiar abusiva o dañina puede resultar imposible de entender. Sin embargo, el alma está más preocupada por las posibilidades de aprendizaje que puedan surgir de esas situaciones, que por los detalles específicos de la situación en sí misma.
Las relaciones familiares se eligen basándose en asociaciones pasadas, positivas o negativas para que cada miembro de la familia tenga la oportunidad de convertirse en un alma más completa. Esto es aplicable a todas nuestras relaciones, laborales, fraternales o amorosas, el alma siempre busca aprender para avanzar y crecer espiritualmente, incluso con circunstancias vitales que pueden ser más trágicas o dolorosas.
Almas gemelas
Nuestra alma gemela
Con nuestra alma gemela compartimos destino. Nos separamos de ella para adquirir experiencia y progresar y el reencuentro es inevitable. Pero el concepto de alma gemela espiritual, va mucho más allá de una relación de pareja, del mismo modo que podemos encontrar a más de una en nuestra vida.
Saber qué fuimos y qué hicimos en otras vidas nos ayudará a comprender nuestro presente, a superar penas y amarguras, a evolucionar espiritualmente. Esto se puede hacer de diferentes modos: regresión, astrología, sueños, recuerdos… Averiguar qué semillas plantamos en anteriores reencarnaciones y qué cosecha podemos esperar en el futuro: depresiones, enfermedades, sentimientos de culpa difíciles de definir, estados de melancolía o de total apatía, pueden corresponder, perfectamente a situaciones reales vividas en otra vida. Si quieres aprender más mira este curso.
Desde el alma, elegimos situaciones vitales que nos permiten aprender y conseguir los propósitos por los que hemos venido a la tierra en este momento y circunstancias.
Hemos crecido con cuentos de hadas donde siempre estaba presente el amor romántico o de pareja y lo queríamos para ser felices. Al crecer, nos damos cuenta de que esto no es exactamente así, por lo que permanece el anhelo de que en alguna parte esta nuestra media naranja buscándonos y esperándonos para hacernos felices. Obviamente, desde una perspectiva espiritual tampoco es así.
Almas gemelas
Alma gemela y felicidad
Todas las acciones, palabras y pensamientos dejan una huella en nosotros y en lo que nos rodea. Es posible quemar los registros negativos del pasado, y crear otros nuevos y mejores, ensalzando aquello que hay de positivo en nuestro interior. Es posible sintonizar con la grandiosidad del universo, es posible redescubrir la luz propia, es posible volver hacia la esencia divina.
La perspectiva espiritual de las relaciones pone la felicidad de uno mismo como primer objetivo y ayuda a entender que todas las personas con las que nos relacionamos son maestros cuya misión no es hacernos felices, sino ayudarnos a liberar el karma acumulado de esta u otras vidas y crecer espiritualmente.
Si eres o no feliz, no depende de terceras personas sino de ti mismo y conseguirlo es algo que está en tus manos.
