Yo soy de la opinión que Dios nos ha provisto de todo lo que necesitamos para estar bien y recuperar nuestra salud cuando enfermamos. Por ello, no es casualidad que en otros continentes como America del Sur y Asia, se estudien plantas que solo existen en ese hemisferio y cuyas propiedades pueden ayudar a toda la humanidad.
Hoy estoy hablando en concreto del kalanchoe.
Esta planta medicinal pertenece a la familia Crassulaceae originaria de Madagascar y la India pero que también crece en otros lugares con climas cálidos y templados como en centro y sur de América.
Con fines medicinales se utilizan las hojas de Kalanchoe, tanto para uso interno como externo. Para uso interno se puede preparar en infusión, se pueden añadir las hojas a platos como ensaladas o también se puede beber su jugo.
Para el uso externo se pueden usar las hojas haciendo emplastos o cataplasmas y también se puede masajear la zona con el jugo extraído de las hojas.
En la Universidad de Chapingo en Ciudad de México se han realizado muchas investigaciones para el tratamiento del cáncer con kalanchoe dando resultados espectaculares, pues tiene la habilidad de “encapsular” el tumor para que no se siga extendiendo, pero tambien tiene beneficios para otras partes del organismo como:
- Protege el hígado
- Reduce la fiebre
- Alivia enfermedades de las vías respiratorias
- Es muy útil para las úlcera de estómago
- Mitiga los cólicos renales
- Alivia los dolores en general
- Ayuda a reducir la hipertensión
- Combate el herpes y otros virus
- Se usa para curar las heridas
- Evita la retención de líquidos
- Alivia el reumatismo
- Es sedante y relajante muscular
- Corta las diarreas
- Mejora las afecciones de la piel
- Alivia la cefalea o dolor de cabeza
- Estimula el funcionamiento de los riñones
Os invito a que os informéis debidamente de los beneficios del kalanchoe y si os convence, como me ha convencido a mí, que empecéis a utilizarlo.
