VELAS TERAPEUTICAS

LAS VELAS Y EL SER HUMANO

A lo largo de la historia de la humanidad,  las velas han desempeñado una función esencial en los ritos mágicos y religiosos. Cuando el ser humano ha buscado algo superior, una guía para su vida, un objeto para su fe,  ha recurrido a las velas como elemento de intermediación ante las fuerzas divinas.

En general, el ser humano considera que el fuego tiene poderes purificadores, mientras que  la luz es el nexo entre lo divino y lo humano. Las velas han acompañado a la humanidad tanto en su camino hacia lo divino, como hacia su propio mundo interior.  La luz representa el poder divino, la sabiduría, la iluminación y el conocimiento. Aquí tiene un poco mas de historia de las velas. 

Las velas trabajan con el elemento fuego, este elemento se asocia con los reinos espirituales, al trabajar las velas podemos conectar con nuestro ser superior y escuchar los mensajes que tiene para nosotros, proporcionándonos así, una verdadera sensación de conexión y acompañamiento.

Las velas no son solo un elemento decorativo, ya que en ellas se concentra gran cantidad de energía. La magia de la vela es muy poderosa porque en ella están representados los cuatro elementos de la naturaleza, fuego, agua, aire y tierra.

BENEFICIOS 

Cuando encendemos una vela en nuestro hogar, obtenemos muchos beneficios, estos son algunos de ellos:

– Al mirar el fuego, la mente se relaja y las preocupaciones se diluyen.

– Ayudan a la concentración. Frente a una tarea difícil, tómate un pequeño descanso frente a una vela encendida, después será un poco más sencilla.

– Meditar frente a una vela abre los canales de la consciencia.

– Limpian el ambiente, creando un entorno de armonía y calidez.

– Generan una atmósfera especial, acogedora, lo que influirá sobre el estado de ánimo de las personas cercanas, ayudando a que todo fluya en armonía.

Para ampliar conocimientos sobre limpieza y protección, visita este enlace

 TIPOS DE VELAS

Existen infinidad de velas diferentes, quizás la manera más simple de clasificarlas sea por la materia prima que se emplea en su elaboración. Las más usuales son: la cera de abeja, la parafina y el gel.

Algunos terapeutas usan velas de flores de Bach, velas de los Chakras, velas de aromaterapia, en función del tratamiento aplicado.

Están las velas de altar, del día y las astrológicas, étas pueden ser usadas varias veces. No ocurre lo mismo con las velas de ofrenda, que sí hay que renovar cada vez.

El significado de las velas cambia según su forma o la llama que emiten, pudiendo hacerse diferentes interpretaciones.

ELEMENTOS POTENCIADORES

Se pueden utilizar elementos potenciadores de los beneficios de las velas, como el incienso o los aceites esenciales.

El incienso se ha considerado y continúa considerándose un elemento auxiliar sagrado y casi imprescindible en la mayoría de los rituales. Desde tiempos inmemoriales se utiliza para las ceremonias religiosas, como ofrenda y como purificación y limpieza de lugares, tanto a nivel físico como energético. La quema de incienso enriquece nuestro ritual con su aroma (acorde con el objetivo).

Mientras que los componentes aromáticos de las esencias actúan sobre nuestras emociones y pensamientos, sobre nuestra memoria y nuestro cuerpo. Algunas fragancias estimulan partes de nuestro cerebro actuando como calmantes, otras como estimulantes, potenciando nuestra concentración, nuestro intelecto, etc. Aquí puedes aprender mucho sobre aromaterapia. 

TRASCENDENCIA DE LAS VELAS

El budismo ofrece un muy buen modelo para usar velas como parte de la oración o la meditación. En él, una vela representa la luz que hay dentro de cada persona y la capacidad del yo superior para guiar a cada alma de la oscuridad hacia la iluminación. Además el hecho de encender una vela es un acto lleno de intención, detrás de él están el pensamiento y la voluntad. De modo que, cuando la vela se enciende, la concentración está puesta en encender nuestro ser interior y motivar la magia que cada uno tenemos en él. Representa el deseo de encender algo dentro de nosotros y dejar atrás lo mundano, sólo por un momento. Y cuando se hace repetidamente, en cualquiera de los dos contextos, el acto de encender la vela se convierte, en sí mismo, en un mini-ritual que sitúa nuestra mente y nuestro espíritu en el marco idóneo para lo que deseemos hacer a continuación, rezar, meditar, solicitar ayuda…

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