Relato judio muy antiguo

Existe un relato judio muy antiguo que cuenta lo siguiente:

En el abrir y cerrar de ojos, una mujer fue transportada a través del tiempo y espacio y se encontró de pie delante de las verjas del cielo. No era para nada lo que ella se esperaba. Atravesó las magnificas verjas negras y se quedo estupefacta con la belleza del lugar. Delante de ella vio enormes mesas de banquete preciosamente decoradas y repletas de los más deliciosos manjares que ella jamás había visto.

Todos los residentes del infierno estaban sentados alrededor de las mesas. Todos parecían normales excepto por una diferencia muy importante. Todos tenían brazos larguísimos, median cerca de dos metros. Al final de cada brazo, sus manos estaban sujetado un tenedor, pero las personas eran incapaces de meterse los tenedores en la boca Por qué sus brazos eran demasiado largos.

El sonido del infierno no era nada agradable, la gente lloraba en agonía por no poder comer.

De repente la mujer fue transportada al cielo. Delante de ella había una reluciente verja blanca. Cuando entro en la ciudad celestial, se sorprendió ver que las cosas parecían muy parecidas a las del infierno. Delante de ella había mesas de banquete, parecidas a las que había visto en el infierno. La comida parecía increíblemente parecida. A medida de que la señora se acercaba a las mesas, pudo ver que las personas sentadas alrededor de la mesa eran idénticas a las del infierno. Todas tenían brazos largos, sin codos y cada persona tenía un tenedor. El sonido del Cielo, sin embargo, era diferente. La gente estaba riendo y cantando, pues no encontraban ningún inconveniente a la largura de sus brazos.

Cada persona simplemente cargaba su tenedor con los ricos manjares y extendían sus brazos a través de la mesa. Ambas situaciones eran la misma, excepto por una cosa: EN EL CIELO LA GENTE SE ALIMENTABAN UNOS A OTROS.

Moraleja: La unica forma de ganar es ayudandonos los unos a los otros con buen humor, alegria y amor.

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