Cuando pides una limosna estas a merced de la voluntad de la persona que la da. Tú, el que la recibes estas a merced del otro, has perdido tu propia voluntad, has perdido tu criterio, tu poder de decisión, has perdido tu poder personal.
Siempre tenemos la posibilidad de elegir, estemos en la situación que estemos, con lo cual, si eres terapeuta, fija un precio por tu trabajo, por tu esfuerzo, por tu conocimiento, por tu generosidad… no pidas la voluntad. No te pongas a merced del otro. No permitas que otras personas decidan lo que vale tu trabajo.
Fija el precio que tú crees que vale tu trabajo y mantente en tu centro, lo demás, vendrá por añadidura.