¿Somos conscientes de que el sonido está continuamente presente en nuestras vidas? ¿De qué nos acompaña en cada momento? ¿De lo qué las diferentes frecuencias sonoras nos influyen?….
Es indiscutible la influencia que el sonido ejerce en nosotros, como condiciona de una manera positiva o negativa nuestras vidas. Desde las primeras semanas de gestación en el útero de nuestra madre ya somos capaces de percibir sus latidos cardiacos, su voz e incluso las frecuencias que generan las emociones o sentimientos que en ese momento siente. Sabemos que a las tres semanas de gestación el sistema auditivo se comienza a desarrollar y en el quinto mes, el futuro bebe ya es capaz de percibir todos los sonidos que le rodean, incluso algunos sonidos que proceden del exterior.
Esto nos demuestra hasta qué punto es importante que los padres hablen y generen una buena banda sonora alrededor del embrión, ya que todos esos sonidos crearan un ambiente de armonía y tranquilidad para el bebe, ayudándole a sentirse protegido en el gran momento de su despertar al mundo, incluso impulsando un buen desarrollo posterior.
Desde nuestra concepción y hasta nuestro fin, el sistema auditivo nunca descansa, ni cuando dormimos ni cuando nos anestesian ya que las fibras auditivas no se ven afectadas por los componentes químicos que esta produce en el resto del organismo. Esta es la razón por la cual muchos terapeutas nos animan a que hablemos y acompañemos a las personas que se encuentran en coma. Escuchar las voces de las personas queridas durante este proceso ayuda a encontrar una pronta recuperación y que se sientan acompañados y queridos.
Nuestro cuerpo además del sistema auditivo puede percibir vibraciones a través de la piel, los músculos y el sistema óseo, es decir, podemos “sentirla”. Es extraordinario como una sublime melodía puede activar todo nuestro organismo produciendo las más bellas sensaciones, o por el contrario un ruido o un sonido discordante puede hacernos hasta enfermar (por ejemplo, la contaminación acústica que todos sufrimos en las ciudades que produce grabes problemas de insomnio y migrañas).
Los estudios realizados por el Dr. Masaru Emoto sobre como influencia el sonido en las moléculas de agua, demuestran como fragmentos de agua cuyos átomos se encuentran dañados por diversos motivos, se convierten en bellas conformaciones cristalinas gracias a la exposición de estas moléculas liquidas a obras musicales clásicas. Y si esto es así, ¿qué pasa con nuestro organismo? ¿No poseemos el 70% de agua en nuestro cuerpo? ¿Esto quiere decir que podríamos cambiar nuestra estructura molecular con la exposición a una vibración sonora correcta?
La terapia con sonido puede ayudarnos a cambiar nuestras vidas. Es una de las herramientas más eficaces de prevención ante la enfermedad y cuando esta ya nos ha visitado, nos puede apoyar y activar para una pronta recuperación.
Al contrario de lo que se pueda pensar la Terapia de Sonido no es un tratamiento nuevo aunque en algún instante la humanidad la dejó de utilizar. Podemos afirmar esto ya que hay datos que lo corroboran, pues los egipcios 1500 a. C. ya utilizaban los sonidos para provocar sensaciones placenteras en el cuerpo y celebrar rituales de fertilidad. También podemos encontrar referencias en textos bíblicos, como cuando David interpretaba música para curar las dolencias del Rey Saúl, o pinturas de los antiguos indios americanos donde se puede observar como utilizan los tambores para entrar en un estado alterado de consciencia…
En 1978 la Terapia de Sonido fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud como terapia vibracional eficaz para la prevención y curación del ser humano. Poco a poco, ha ido tomando más fuerza pero aun le queda un largo camino que recorrer.
¿Por qué podemos decir que esta terapia funciona? Porque trata al ser humano desde una visión holística, un Todo, donde se encuentra el plano físico o biológico, el plano mental, el emocional y el espiritual. Si nos encontramos en una situación de estrés constante o alguna circunstancia de nuestra vida nos ha producido un bloqueo emocional, con el tiempo puede sobrevenir una enfermedad. Pero esto se puede evitar o prevenir con la Terapia de Sonido, con sesiones de sonidos que armonicen y reestructuren las células dañadas por la enfermedad.
Los principales y los primeros beneficios que podemos sentir de una terapia de sonido son:
- Una reducción del estrés y la ansiedad.
- Un aumento de la concentración.
- Es eficaz contra los dolores de cabeza.
- Trata la depresión y la angustia.
- Desbloquea las contracturas musculares.
- Equilibra los procesos psicológicos.
- Equilibra los estados de ánimo.
- Aumenta las defensas del organismo.
- Nos da estabilidad mental y emocional.
- Aumenta la auto confianza y la seguridad personal.
- Controla los estados de insomnio e hiperactividad.
- Equilibra los hemisferios cerebrales.
- Equilibrio del cuerpo físico, emocional, mental y espiritual.
Estos son algunos de los beneficios que se pueden observar, pero también se pueden realizar tratamientos específicos para patologías concretas. El Terapeuta de Sonido tiene las herramientas y los conocimientos concretos para poder realizar un tratamiento personalizado a las necesidades de la persona.
Gracias a maravillosos instrumentos como los cuencos de cuarzo, los cuencos tibetanos, los diapasones, los tambores o la voz, el Terapeuta de Sonido guía con su intención sanadora los sonidos creados por estos instrumentos o por su voz puede ayudar en nuestro proceso de sanación y de evolución personal, devolviéndonos el bienestar que habíamos perdido.
Pero descubramos un poco más de los instrumentos que se utilizan en la terapia de sonido:
- Los cuencos tibetanos son instrumentos construidos manualmente por artesanos de Nepal y la India, con aleaciones de 7 metales; oro, plata, mercurio, cobre, hierro, estaño y plomo. Su origen es incierto. Se dice que son más antiguos que el budismo y que habrían llegado por la ruta de la seda desde la China al Tíbet, donde se habrían construidos cuencos gigantes, hace ya más de 3500 años atrás. El sonido emitido por estos instrumentos afecta directamente nuestro cuerpo y mente. Al tener un sonido armónico estable, se produce un efecto llamado por la acústica «principio de resonancia», en donde un sonido fuerte afecta a otro más débil y eleva su frecuencia.
- Los cuencos de cuarzo: están compuestos de sílice al igual que nuestro líquido encefaloraquideo, por lo cual cuando sus sonido entra en contacto directo con nuestras células sentimos una unión muy especial, desarrollando especialmente un nivel psicofisiológico y trabajando directamente sobre los procesos emocionales bloqueados.
- Los diapasones: son instrumentos que vibran en una frecuencia específica produciendo una onda de sonido única. Esta onda posee características concretas que nos permiten trabajar con distintas partes del cuerpo físico y sutil.
- La voz: es el instrumento de sanación por excelencia. Cada voz es única y sus frecuencias armónicas unidas al poder de la intención que la acompaña crean un instrumento magnífico de sanación y trasformación.
Descubramos un mundo nuevo de bienestar, de evolución personal y de sanación. Sintamos el poder del sonido en nuestras vidas…y por que no, ¡¡¡Animémonos a conocer y a explorar en la terapia de sonido¡¡¡Mejoremos nuestras vidas y nuestro entorno elevando nuestra energía con el sonido¡¡¡.¡¡¡ Es un regalo que tenemos al alcance de nuestras manos y que no podemos dejar pasar…