Podemos empezar por ser más conscientes de que tenemos un campo energético propio que hemos de cuidar tanto como nuestro cuerpo físico, puesto que ambos se complementan para darnos la verdadera dimensión de nuestra individualidad y bienestar.
Los dos aspectos están conectados de modo que factores físicos como nuestra alimentación, las horas de sueño,… no sólo tienen su reflejo en nuestro bienestar físico, sino también en nuestro bienestar energético.
Como esta relación es bidireccional, hay factores energéticos que a través de nuestro campo influyen en nuestro cuerpo. Como sabemos, campos electromagnéticos como los que generan las ondas de los teléfonos móviles o el material radioactivo, producen desequilibrios en nuestros campos energéticos que acaban convirtiéndose en malestares y enfermedades físicas.
El Reiki como técnica sanadora consiste básicamente en aprovechar esta relación, transmitiendo una energía, que tomamos del medio ambiente, a nuestro campo energético, de modo que no sólo éste, sino también nuestro cuerpo físico se benefician de sus efectos.
Usamos el término energía, no para referirnos a una fuerza invisible de origen desconocido, sino en estricto sentido, puesto que energía es la capacidad para realizar un trabajo, un esfuerzo o producir un efecto. Y es precisamente, por sus efectos por los que mejor conocemos al Reiki.
Por citar algunos de sus efectos en enfermos: sensación de bienestar, disminución o erradicación de dolores, recuperaciones más rápidas, menores efectos secundarios de medicamentos,… Numerosos estudios médicos se han ocupado de verificarlos. Debido a los excelentes resultados obtenidos, el Reiki se emplea con enorme éxito como tratamiento complementario en hospitales de todo el mundo, se incluye ya en algunos países dentro de la sanidad pública y cuenta con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud.
Aunque, como de momento, no ha sido estudiado por físicos, y todavía no podemos detectarlo como la radiación, ni medirlo como la presión,… es seguro que posee una frecuencia como el sonido, que no podemos verlo como ocurre con la electricidad y que fluye libre a nuestro alrededor como la energía eólica.
Sin embargo, basándonos en la experiencia, hay varias características que podemos apuntar de la energía Reiki:
– es capaz de reequilibrar los sistemas energéticos humanos
– puede usarlo cualquier persona
– sin que su propio campo se vea afectado (más bien sucede al contrario, ya que cada vez que lo hacemos, somos los primeros en beneficiarnos de su efecto reequilibrador)
– nunca produce efectos negativos
Os invito a que os forméis en Reiki, pues es de las pocas técnicas que cuanto más sesiones das a otras personas, mas beneficios obtienes tú, puesto que cuando actuamos de canal para transmitir la energía Reiki, una parte de la energía que fluye a través nuestro se queda en nuestro sistema, aprovechándonos enormemente de sus beneficios.
Pedro Espadas
Profesor del Instituto de Terapias Energéticas (ite)
www.itiee.org